Con la entrada del invierno nuestros ojos se vuelven más sensibles. Aunque pensamos que solo debemos proteger nuestros ojos del poderoso sol del verano, lo cierto es que los meses más fríos del año también pueden acarrear amenazas para nuestra salud ocular.
El sol no es el único riesgo de amenaza en el invierno. Aunque muchas personas piensan que el invierno es la estación más húmeda del año por la mayor presencia de lluvia y nieve, hay jornadas en las que el aire puede llegar a ser muy seco. Ese ambiente frío puede irritar los ojos, incluso en los climas más templados, algo que deben tener especialmente en cuenta los usuarios de lentes de contacto.
La sequedad de los ambientes de interior con calefacción puede afectar a la salud ocular durante el invierno, algo que se traduce en una sensación de quemazón o picor o de que un cuerpo extraño ha entrado en el ojo. Los niveles de humedad se reducen mucho en casa o en la oficina con la calefacción encendida y las ventanas cerradas. Los días con viento también contribuyen a resecar los ojos.
En los meses más fríos del año, el sol se sitúa más bajo en el cielo y a un ángulo diferente, lo que puede incrementar nuestra exposición a la radiación ultravioleta. Este riesgo resulta tan significativo en días grises como en días despejados, y aumenta si realizamos actividades lúdicas o deportivas en la nieve, por el intenso reflejo que ésta hace de la luz solar.
Cómo mejorar la salud de nuestros ojos en invierno:
- Parpadea con más frecuencia.
- Debemos beber más líquidos e hidratarnos mejor.
- Evitemos el tiempo excesivo en el ordenador puesto que desciende el número de parpadeos provocando sequedad.
- El uso de humidificadores en lugares cerrados donde hay calefacción es recomendable.